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Robert Zemeckis: 'La muerte os sienta tan bien', difuntas inquietas

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La muerte os sienta tan bien cartel

La película es realmente una parodia. Parodia un estilo de vida de una forma al límite. La cuestión es que los hijos del baby boom son la primera generación de la historia en ser bombardeados por imágenes de perfección y juventud. Lo han visto toda su vida en la televisión y en los anuncios (…) Inconscientemente hemos sido condicionados. La gente está desesperada por parar el proceso de envejecimiento.

Robert Zemeckis

Si hay algo que la anterior cita de Robert Zemeckis deja perfectamente claro es que ‘La muerte os sienta tan bien’ (‘Death Becomes Her’, 1992) es una cinta que no debería ser tomada en serio desde su comienzo hasta, sobre todo, su final, teniendo que considerarse a sus 104 minutos de metraje como una suerte de macabra continuación en imagen real de los patrones que llevaron al director a incursionar en el mundo de la animación con su ‘¿Quién engañó a Roger Rabbit?’ (‘Who Framed Roger Rabbit’, 1989), un filme con el que éste que hoy nos ocupa guarda no pocas concomitancias.

Pero el hecho de no poder ser tomada en serio no es suficiente óbice para que ‘La muerte os sienta tan bien’ siempre haya tenido la consideración de ser una de las peores películas de la filmografía de Robert Zemeckis, una consideración que compartí la primera vez que la vi en cine a principios de los noventa y que los dos visionados llevados a cabo en los veinte años que han transcurrido desde entonces no han hecho más que acrecentar, por más que uno tenga en cuenta las circunstancias que llevaron al cineasta a decantarse por la filmación del guión escrito por Martin Donovan y David Koepp tras el año sabático que se tomó a la finalización de ‘Regreso al futuro III (‘Back to the Future Part III’, 1990).

La muerte os sienta tan bien 1

Y es que tras una década asociado a dos nombres fundamentales para entender su cine, los de Spielberg y Bob Gale, Zemeckis decidió que ya era hora de escindirse de ambos y comenzar a explorar territorios que para nada estuvieran influidos por su compañero de fatigas desde ‘Locos por ellos’ (‘I Wanna Hold Your Hand’, 1978) o por aquél del que siempre se la ha considerado como alumno aventajado. Y para ello nada mejor que aceptar la propuesta de la Universal de filmar un libreto con el que la major pretendía recuperar al director que tantos beneficios había reportado a sus arcas con la trilogía de viajes en el tiempo.

Historia sobre la búsqueda de la eterna juventud insertada en el ámbito de la hipocresía de Hollywood, ‘La muerte os sienta tan bien’ contaba con 55 millones de dólares para respaldar la seriedad de la apuesta de la Universal, así como con una terna de intérpretes cuya probada solidez debería haber sido más que suficiente para conseguir lo que finalmente no fue posible, que la cinta funcionara en la taquilla estadounidense, en la que sólo llegó a recabar 58 millones, unos ingresos que exponían el mal funcionamiento de una historia poco convincente cuyo exagerado tono paródico terminaba por jugar en contra de los anhelos comerciales de sus responsables.

La muerte os sienta tan bien 2

Como decía, el que la producción pudiera contar con Bruce Willis, Meryl Streep y Goldie Hawn —amen de Isabella Rosellini— parecía garante más que suficiente para hacer funcionar las cajas de los cines, máxime si tenemos en cuenta que la cinta permitía ver a los dos primeros en papeles muy alejados a aquellos a los que nos tenían acostumbrados hasta entonces, con un Willis encarnando a un apocado y patético cirujano plástico para nada relacionado con su John McClane y una Streep a la que el cambio del drama —su medio natural— a la comedia no podía sentar mejor, siendo la actriz la que anima la función con su papel de Madeleine, una estrella roba hombres que pagará muy caro el haberle quitado el novio a su “amiga” Helen, una vengativa Goldie Hawn muy en la línea de lo que siempre ha interpretado la pareja de Kurt Russell.

Pero los nombres del trío, la siempre espléndida puesta en escena de Zemeckis —si hay algo en lo que el cine del realizador nunca defrauda es en sus modos narrativos, en el ritmo que sabe imprimirle a sus historias cuando así lo necesitan y en la claridad con la que lo expone todo— y la espectacularidad de los efectos visuales de la cinta, que fueron justamente premiados con el correspondiente Oscar, no son capaces de ocultar el episódico y deshilvanado talante de un guión que trata a la desesperada de devenir en un vehículo simpático capaz de provocar la risa, fallando estrepitosamente en éste último ámbito.

La muerte os sienta tan bien 3

Por más que haya que calificarla como comedia —muy negra, eso sí— ‘La muerte os sienta tan bien’ no resulta graciosa en un 90% de su metraje, siendo divertida sólo a ratos y guardando sus momentos de mayor efectividad para aquellas secuencias en las que, como apuntaba al comienzo de la entrada, la cinta se acerca al mundo cartoon de Roger Rabbit, con exageraciones imposibles que aquí se trasladan de los personajes animados a dos de los de carne y hueso que protagonizan la trama, alcanzando el metraje el grado de mayor paroxismo en este sentido en su esperpéntico plano final; una imagen que resume a la perfección las intenciones paródicas de guionistas y director pero que, personalmente, es la gota que colma el vaso de lo poco que la cinta convence a este redactor.

Por cierto, por si alguien se está preguntando a qué corresponde ese reducido 10% de gracia que alberga el filme que recuerde cierta escena en la que Sidney Pollack, enfundado en una bata de médico —en uno de esos cameos que tanto gustaba de hacer el fallecido cineasta—, intenta dilucidar cómo diantres sigue viva Madeleine…sin lugar a dudas, el mejor gag de toda la cinta y el único digno de recordar de una película del montón que, paradójicamente, servía como antesala a una de las obras maestras de Robert Zemeckis.


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